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miércoles, 8 de mayo de 2013

PUERTORRIQUEÑO ACUSADO EN CASO DE VIOLACION SEXUAL EN CLEVELAND EE.UU.

 La fiscalía de Cleveland acusó hoy de cuatro cargos de secuestro y tres de violación sexual al puertorriqueño Ariel Castro, quien ha quedado como el único imputado del  raptó de tres jóvenes, incluida una de origen boricua, y de mantener como rehén a una menor que se cree que es su hija.
Los hermanos de Ariel, Pedro y Onil, que habían sido detenidos el lunes, no serán imputados de delito, pues no hubo evidencia de que hubiesen colaborado con el rapto y el delito de haber mantenido como rehenes a las tres mujeres y a la menor.
El fiscal Victor Pérez, nacido en Puerto Rico, anunció que Castro será llevado mañana ante un juez.
Sin revelar detalles de la evidencia y la investigación, las autoridades policiales confirmaron que a Ariel Castro, de 52 años, se le imputa el rapto y violación de la boricua Gina de Jesús, de Amanda Berry y Michelle Knight.
El cuarto cargo de secuestro se basa en haber mantenido como rehén a la niña Amanda Berry, Jocelyn, de seis años, procreada mientras estaba bajo cautiverio y que sería hija de Castro.
Según el subjefe de la Policía de Cleveland, Ed Tomba, la información que tienen es que las mujeres nunca salieron de la casa hasta que Amanda Berry logró pedir auxilio y escapar de la residencia del lunes.
Las tres mujeres raptadas desde hace 9 a 11 años sabían de la existencia de cada una, pero eran mantenidas en cuartos separados.
Según informes policiales, en la casa se encontraron cadenas, aunque se cree que en los últimos años Castro las dejó sin restricciones dentro de sus habitaciones.
El canal local de ABC ha indicado que sus fuentes policiales le confirmaron que Amanda Berry tuvo a su hija en la propia casa, con la ayuda de Michelle Knight, quien le indicó a la Policía que estuvo embarazada en cinco ocasiones y que Ariel Castro le golpeaba hasta hacerla abortar.
Knight habría sido la que ayudó a Berry a parir, en momentos en que Castro le indicaba que si el bebé moría, la mataría.
Ninguna de las mujeres secuestradas había recibido tratamiento médico desde que fueron raptadas por Castro.