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martes, 12 de marzo de 2013

JOHN LENNON SIN "THE BEATLES 1991" NUEVA SERIE EN TELEVISION -TE DOY UN AVANCE!!




John Lennon sobrevive como realquilado en un barrio modesto de Birmingham. Su casera es una prostituta que le tiene ley: disculpa sus retrasos en pagar la renta pero le insiste para que acepte cualquier trabajo que le ofrezcan en la oficina del desempleo. Amor duro, lo llaman.
El problema es que, en las empresas locales, conocen su triste aventura personal. Forma parte del anecdotario del pop: todo el mundo sabe como, en 1962, John y sus compañeros de Liverpool llegan a Abbey Road dispuestos a comerse el mundo pero se encuentran con el productor de EMI, un tal George Martin, empeñado en que graben un tema ajeno, “How do you do it”. Con su habitual temperamento, Lennon decide que la pieza es basura y se marcha dando un portazo rumbo al pub. Para su eterna ira, el resto del grupo decide tragar y se queda:los Betles inician su ascenso al estrellato sin John.

Lennon en snodgrass

Estamos en el territorio de las ucronías, las historias alternativas (la RAE no acepta “contrafáctico” o "contrafactual"). Muy frecuentes en el universo Elvis Presley, más raras en el planeta Beatles. Lo que cuento ocurre en Snodgrass, una excelente novela corta del escritor de ciencia ficción Ian R. MacLeod, que ahora el periodista David Quantick ha convertido en drama televisivo. De The hours and times cartel queerprotagonista, Ian Hart, que ya tiene experiencia: aparte de haber nacido en Liverpool, ha encarnado al joven Lennon en un mediometraje (The hours and times, 1991) y un largo (Backbeat, 1994). Lo estrena el canal británico Sky Arts el domingo 25 de marzo.
Así que hablo exclusivamente de la versión literaria, narrada en primera persona por un John cincuentón. Con un comienzo memorable: “Tengo planificada mi vida. Hoy, dejaré de fumar. Mañana, dejaré de beber. Al día siguiente, otra vez dejaré de fumar.” Su carrera tras abandonar los Beatles no despegó: cinco singlesoscuros con su siguiente grupo, The Nowhere Men; se quedó sin contrato de grabación. Vivió luego unos meses hippies, en Formentera y en París, hasta que, con la cola entre las piernas, volvió a la casa de la tía Mimi en Liverpool. Aguantó poco:siempre bocazas, soportaba mal que los vecinos le señalaran como elbeatleque perdió el tren.
Y aquí entra en juego el potencial de la historia hipotética. Sin la acidez de Lennon, los Beatles de MacLeod triunfan pero no arrollan, no se transforman en un fenómeno cultural; han quedado eclipsados por unos Rolling Stones que apenas conocieron los vicios peligrosos. Su repertorio incluye temas que ahora conocemos como parte de la obra de Wings o de McCartney en solitario. En vez de “A day in the life”,graban “Jet”. No existe “Revolution”, sí “No more lonely nights”. Para 1991, ya se han separado y reunido, después de exprimir unas deslucidas carreras como solistas. Alguien ha decidido empaquetarlos para vender de nuevo su (relativamente) glorioso pasado: The Greatest Hits Tour.
 
Los resucitados Beatles llegan a Birmingham y Paul, el sentimental Paul, averigua el paradero de John. Le deja a su casera un par de entradas y una invitación para el after show. Esta,la puta con el corazón de oro, tiene sus propios planes con Lennon y consigue arrastrarlo, en estado de resaca, al auditorio del National Exhibition Center, con capacidad para 16.000 espectadores.
El Lennon de 1991 odia el lugar, “un puto hangar”. Pero detesta aún más comprobar en lo que se han convertido sus antiguos colegas. Llevan una multitud de músicos de refuerzo, aparte de un coro femenino, para disimular sus deficiencias. Van vestidos con trajes de Armani, “igual que el bobo de Clapton”. Sobre todo, ya no rockean. Al menos, como lo hacían en el Indra, en Hamburgo, o en The Cavern. Y Stu Sutcliffe sigue fallando en sus partes.
"Love me do". Se insertan fotos trabajando en el estudio
 (¡con corbata!)
El fracasado Lennon de 1991 intenta huir de la pesadilla. Pero se cruzará con un estadounidense raro, un fan amargado en el que creemos reconocer a Mark Chapman. Y termina llorando, cuando sus ex socios le dedican el “Love me do” que nunca llegaron a grabar. Hacia el final, pilla un porro: le va a costar enfrentarse cara a cara con los traidores de 1962. No cuento más, aunque aviso que la versión televisiva se toma sus libertades: en vez de Birmingham, por ejemplo, transcurre en Manchester. Para el Lennon de Quantick, el modelo de referencia es un hoy olvidado grupo local: “pudimos ser más famosos que los Hollies”.
¿Y si los Hollies hubieran sido más populares que The Beatles?
De acuerdo, no pasa de ser un entretenimiento de sobremesa, un trivial pursuit para amantes de la especulación.Un viaje a un universo paralelo donde John nunca conoció a Yoko y su acerado cinismo impidió algo tan baboso como “Imagine”. Mira, en eso último si que hubiéramos ganado.