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sábado, 23 de marzo de 2013

EL ENCUENTRO DE 2 PAPAS

Benedicto XVI, el mejor «Papa emérito»
efe
Benedicto XVI y el Papa Francisco este sábado durante su encuentro en Castel Gandolfo
En 2005, cuando el entonces cardenal Joseph Ratzinger apareció en el balcón central de la Basílica de San Pedro sabía muy bien a quien sucedía. Juan Pablo II, el Grande. Entonces, no había Papa emérito, pero el recuerdo del recién fallecido Karol Wojtyla planeaba como una amenaza sobre el Pontificado del cardenal alemán.
Juan Pablo II había sido protagonista del tercer Pontificado más largo de la historia y primer Papa convertido en referente moral del mundo entero. Era, además, una figura avallasadora y un gran comunicador.
Su voz y sus gestos despertaban la ilusión de las masas y contaban siempre con una gran resonancia mediática. La impronta de Juan Pablo II, su amigo además de su más fiel colaborador, no fue, sin embargo, una losa para el papa alemán.
«Me dije, simplemente: yo soy como soy. No intento ser otro. Lo que puedo dar lo doy, y lo que no puedo dar no intento tampoco darlo. No procuro hacer de mí algo que no soy. He sido elegido —de eso son culpables también los cardenales— y hago lo que puedo». Dijo entonces Benedicto XVI.

Función consultiva

Hoy, es él quien ha pasado a la sombra, con distintos matices y razones, después de su renuncia el pasado 28 de febrero. Su decisión no tiene precedentes en la historia reciente de la Iglesia. Ha sido el propio Benedicto XVI quien ha tenido que establecer el protocolo posterior a la renuncia de los papas tras consultar al cardenal Camarlengo, Tarcisio Bertone, y a otros expertos en cada materia.
Sigue vistiendo de blanco y vivirá a pocos metros del Palacio Apostólico, la residencia oficial de Francisco I, el recién elegido Pontífice. ¿Será Benedicto XVI un Papa en la sombra? Su biógrafo, el teólogo de la Universidad de Navarra, Pablo Blanco Sarto, y autor de «Benedicto XVI, un Papa alemán» explica que Joseph Ratzinger se ha caracterizado siempre por su «discreción». «No es nada probable que el Papa emérito se dedique a instrigar o ir detrás de bastidores intentado ejercer alguna presión».
El profesor, sin embargo, asegura que eso no significa que el Pontífice recién elegido no le visite en el monasterio Mater Ecclesiae para hablar con él. «La función consultiva siempre puede estar allí, pero la capacidad decisoria siempre pertenecerá al nuevo Papa».
Otro gran experto en eclesiología, el padre Jesús de las Heras, director de la revista «Ecclessia», también da por descartado que el Romano Pontífice emérito sea un riesgo para el Pontificado del excardenal de Buenos Aires.
«Ese peligro no existe en la medida que el que viene detrás tiene su propia historia como ha ocurrido siempre en la historia de la Iglesia». Para el profesor de Historia de la Teología en la Universidad de Navarra, Joseph Ignasi Saranyana, no será la presencia física de Benedicto XVI la que influya en el nuevo Pontífice, sino las líneas doctrinales de sus ocho años de Pontificado. «El diálogo con la Ilustración, la recepción del Vaticano II y la reforma del clero son temas que ha marcado el propio Benedicto XVI y que su sucesor seguirá porque si no las hubiera iniciado Benedicto XVI las tendría que hacer el nuevo".