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lunes, 18 de febrero de 2013

VAYA A VER? ¿Cómo se eligen los candidatos a presidente en Europa?

«Ahora, cuando la regeneración de todos los aspectos de nuestra vida política se ha hecho imprescindible, recuperar las canteras de donde han salido nuestros mejores políticos y buscar a los más preparados son tareas ineludibles que hay que afrontar».
Son las palabras de la presidenta del Partido Popular Español, Esperanza Aguirre, con el que lanzaba un mensaje contundente: la política necesita de los mejores. De este modo hacía alusión a la que considera una condición básica para gobernar un país, que la persona elegida se encuentre entre las más capacitadas y mejor preparadas. Por ello, partiendo de esta afirmación, hemos querido hacer un repaso para conocer cómo son los mecanismos de elección y cuáles son requisitos legales en diversos países de la UE para la selección de sus presidentes o primeros ministros.
Comenzamos por España, con la profesora de Derecho de la Universidad de Alcalá de Henares, Mónica Arenas, que dice que no se exige, en principio, ningún tipo de formación: «Tal y como viene detallado en la Ley Orgánica del Régimen Electoral General 5/1985 los únicos requisitos que se dan son los más básicos: tener la nacionalidad española, sin más, sin necesidad de haber residido en España un número determinado de años ni nada parecido, ser mayor de edad y estar registrado en el censo».
«Esto es algo que se extiende a los ministros, a los que tampoco se les pide que tengan una formación determinada. Esto está muy relacionado con el hecho de que estas personas suelen estar rodeadas de un cuerpo de asesores muy especializado y entonces su función es más la de dirigir y coordinar», añade Arenas.
Sin embargo, esto no es igual en otros países europeos, donde, aunque no exista una norma escrita que lo imponga como condición, entran en juego tradicionalmente factores como el tipo de educación recibida y el lugar donde se haya estudiado. Sucede así en Francia y Reino Unido. En el caso francés hay que tener muy presentes las «Grandes Écoles», que, frente a las universidades públicas no tienen que aceptar a toda persona que haya cursado bachillerato y son más selectivas ya que en ellas sólo entran alumnos en función de sus méritos académicos y de rankings educativos nacionales. Al fin y al cabo, son centros de «élite» de enseñanza de alto nivel con el añadido de que además, algunas carreras sólo se cursan en ellas, tales como las de ingeniería. Haber estudiado en uno de estos centros es, por tanto, una garantía aunque más allá de esto, tal y como se explica, no hay ninguna norma escrita que exija una formación determinada.
La educación, determinante
Algo semejante ocurre en Reino Unido, donde el factor de clase o de origen socioeconómico es la clave y, en el marco del sistema educativo, la gran meta es la de entrar en determinadas escuelas secundarias (algunas públicas, otras privadas) que sirven de trampolín a las reconocidas universidades de Oxford o Cambridge. Así, entre 1964 y 1997, desde Harold Wilson a John Major, todos los primeros ministros fueron a colegios secundarios privados. Por otro lado, 19 primeros ministros, incluido David Cameron, fueron a Eton, otros ocho a Harrow School y dos a Westminster School, los tres colegios más elitistas de Reino Unido.
A nivel universitario, resulta evidente el papel de Oxford y Cambridge como cuna de presidentes: de 55 ministros, desde 1721 hasta Cameron incluido, 41 han pasado por uno de estos dos centros; 14 a Cambridge y 27 a Oxford. Once no fueron a la universidad, y tres fueron a otras, como Gordon Brown, que estudió en la Universidad de Edimburgo.
Por lo tanto, tal y como muestran los datos aportados por Bergareche, estas estadísticas reflejan una relación directa entre el acceso a la educación privada y entrar en Oxford y Cambridge, así como el formar parte de las instituciones políticas.
Esta circunstancia es radicalmente diferente en Rusia, donde no se da esta tradición académica y, además, según el apartado 2 del artículo 81 de la Constitución, presidente puede ser cualquier persona con ciudadanía rusa que no tenga menos de 35 años y haya vivido en este país de forma permanente no menos de diez años. De este modo, no se exige un nivel determinado de educación y ni si quiera carecer de antecedentes penales.
 
En Alemania, para poder acceder al cargo de la presidencia, es necesaria la nacionalidad alemana, contar con el derecho de voto para el Bundestag y ser mayor de 40 años. Eso sí, pese a que cuenta con inmunidad durante el tiempo que ostente el cargo (cinco años), existen una serie de incompatibilidades tales como que no puede pertenecer ni al Gobierno ni a un órgano legislativo de la Federación o ejercer algún otro trabajo por el que reciba una remuneración.

Otros países europeos

En Portugal la constitución define en su artículo 4 que son elegibles para la presidencia de la República los «ciudadanos electores, portugueses de origen, mayores de 35 años».  La Ley Electoral del Presidente de la República determina que quien quiera ser candidato tendrá que presentar un mínimo de 7.500 firmas y un máximo de 15.000. En dicha documentación se incluye una declaración de propósito del candidato y un certificado de capacidad electoral de cada uno de los que le apoya, que se pide en la junta municipal del área de residencia.
Por otro lado, en países como Noruega o Dinamarca, la ley no especifica ningún requisito para poder ser primer ministro. Sin embargo, en Suecia, sí está estipulado que el candidato debe tener la ciudadanía sueca y tener edad de voto, los 18 años.
En Turquía sí existe la necesidad de contar con una educación superior para ser presidente. Partiendo de esa base, podrá ser presidente cualquier persona con más de 40 años y, por lo general, ya es diputado del parlamento, si bien esto no es un requisito imprescindible. Al ser la figura que ratifica las leyes, y teóricamente independiente, está estipulado que al ser elegido debe cortar toda relación con su partido.
Por otro lado, en el caso del primer ministro de  Estambul, solo necesita cumplir con los mismos requisitos que para ser parlamentario, que actualmente son ser nacional de Turquía, mayor de 25 años, haber completado la educación primaria y el servicio militar, y no tener antecedentes penales que hayan supuesto una pena superior a un año de prisión.