El origen de la palabra vampiro remite a antiguas leyendas centroeuropeas en las que se alude a un cadáver que vuelve periódicamente a la vida para alimentarse con la sangre de quienes en vida estuvieron próximos a él. El mito parece haber surgido de la historia de un pistolero serbio quien murió tras haber sido atropellado por un carro y tras su muerte se habría convertido en vampiro, pero es posible que este relato se haya alimentado de creencias eslavas mucho más antiguas.El mito se hizo conocer en el mundo entero a partir de la publicación, en 1897, de la novela Drácula, del irlandés Bram Stoker, quien dijo haber basado su obra en conversaciones que mantuvo con un erudito húngaro sobre un personaje alegadamente verídico llamado Vlad Draculea de Rumania.
La palabra nos llegó desde el francés vampir.
En 1738, Mirabeau lo empleaba con una extensión semántica figurada para referirse al «que se enriquece a costa de los demás, arruinándolos sin sentir vergüenza».
El diccionario de la Academia Española incluye una acepción semejante a la de Mirabeau. persona codiciosa que abusa o se aprovecha de los demás'. Otra extensión figurada vampiresa, refiere a la 'mujer que aprovecha su capacidad de seducción amorosa para lucrarse a costa de aquellos a quienes seduce'.
El diccionario de la Academia Española incluye una acepción semejante a la de Mirabeau. persona codiciosa que abusa o se aprovecha de los demás'. Otra extensión figurada vampiresa, refiere a la 'mujer que aprovecha su capacidad de seducción amorosa para lucrarse a costa de aquellos a quienes seduce'.
Actualmente se ven en la prensa frecuentes referencias al 'vampirismo', aludiendo a ciertos políticos que se aprovechan de sus cargos para apropiarse del dinero público, de la misma en forma que los vampiros chupan la sangre de sus víctimas.