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martes, 19 de febrero de 2013

MICHAEL JORDAN FUE PELOTERO DE LIGAS MENORES

Poco o nada ha quedado sin escribirse en las pasadas dos semanas sobre la figura del legendario Michael Jordan con motivo del 50 cumpleaños y su aportación al deporte del baloncesto y en especial al de la NBA.
Muy poco se ha escrito de los tres años en los que decidió abandonar su puesto de estrella intocable dentro de la NBA para convertirse en un jugador de Ligas Menores del Béisbol profesional, donde no tenía ningún privilegio, ni comodidad, pero si una gran paz interior y la posibilidad de alejarse de un ambiente que no era el mejor para su vida.
Quienes estuvieron cerca de Jordan cuando llegó a los Barons, el equipo que los Medias Blancas de Chicago tenían en las Ligas Menores de la Doble-A, en Birmingham (Alabama), aseguran que su decisión de dejar temporalmente la NBA le salvó su carrera y su legado.
Terry Francona, el actual piloto de los Indios de Cleveland, que tuvo la fortuna de recibir a Jordan en el equipo que él dirigía en las Ligas Menores, recuerda que su experiencia fue "única" y su "admiración" por Jordan como profesional y persona "para siempre".
"Leí como todo el mundo los rumores sobre el por qué de la decisión de dejar el baloncesto, donde era la estrella indiscutible, lo tenía todo, tres títulos de liga consecutivos, pero no se sentía a gusto consigo mismo", declaró Francona. "El béisbol le dio la paz interior que no tenía en la NBA".
La realidad es que el año de 1993 fue muy duro para Jordan, al que se le relacionó con problemas graves dentro del mundo del juego en los casinos y las apuestas, además de haber sufrido la pérdida de su padre James Jordan, que murió de forma trágica al ser asesinado.
Aunque Francona nunca habló con Jordan de los motivos que le llevaron a jugar al béisbol, se sabe que su padre había soñado que su hijo fuese jugador en el béisbol de las Grandes Ligas.

"Lo que sí sé es que en el baloncesto no estaba feliz, llegaba al campo aislado con su música, jugaba el partido y respondía a los periodistas para irse", explicó Francona. "Mientras que durante el año que estuvo con nosotros, en 1994, se sentía feliz, el deseo de pegar de hit en cada partido, era lo máximo para él".
Francona dijo que fue un honor el tenerlo como jugador porque era fácil entrenarlo, su disposición a aprender y darlo todo en cada entrenamiento y partido era algo increíble.
"Tengo que decir que amo a Jordan", subrayó Francona. "No he visto a otro profesional con tantas ansias de ganar en cada momento y en cada competición, aunque fuese de entretenimiento", destacó Francona. "Le he visto romper raquetas de tenis y una mesa de ping pong después que no había podido ganar".
La primera temporada de Jordan en las Ligas Menores con los Barons disputó 127 partidos en los que bateó para promedio de .202, pegó tres jonrones, 17 dobles e impulsó 51 carreras.
También robó 30 bases, pero se ponchó 114 veces y cometió 11 errores como jardinero, mientras que con los Scorpions de Scottsdale, en Arizona, Jordan ya logró .252 de promedio de bateo.
"No tengo ninguna duda que si Jordan hubiese continuado en el béisbol profesional hubiera logrado cosas importantes, pero lo más grande para él fue que durante los tres años que estuvo apartado del baloncesto de la NBA recuperó la paz interior que tanto necesitaba y se sintió feliz", agregó Francona. "El béisbol también se sintió agradecido por tener a uno de los deportistas más grande de todos los tiempos".

Jordan jugó en las Grandes Ligas con los Medias Blancas de Chicago y demostró que podía competir, pero para entonces ya había vuelto a reencontrarse consigo mismo, tenía de nuevo la necesidad de volver al deporte que lo era todo para él y donde necesitaba dejar establecido para siempre su legado con otros tres títulos de ligas consecutivos.