Pautas ante la pataleta
No chillarle ni amenzarles. Con cariño y dulzura se pueden decir las mismas cosas.
No razonar en ese momento.
Mantenernos serenos.
No endurecer la cara manifestando nuestro enfado interno.
Marcar distancia física, separarnos de su lado dando a entender que no nos interesa lo que hace, vigilando siempre su seguridad si es en la calle o un sitio público.
Establecer una distancia emocional: decirle «no me gusta lo que haces y ahora no me apetece jugar contigo». Les afecta mucho la indiferencia porque su gran temor es que los padres no les hagan caso.
Decirles que estamos enfadados por su comportamiento, no con ellos, y que cuando esté más tranquilo hablaremos de lo que ha hecho.
Al estar tranquilos es conveniente transmitirle que estamos tristes, para que sea consciente de que tenemos sentimientos y aprenda que existen emociones.