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domingo, 24 de febrero de 2013

La danza del vientre se va quedando sin espacios en Egipto tras el cierre de un canal de televisión dedicado a este arte milenario

Mujeres ligeras de ropa, moviendo caderas y vientres a un ritmo sensual y agitando sus largas melenas al compás de la música no es el ideal de lo que los ultraconservadores querrían para el nuevo Egipto.

La danza del vientre cada vez cuenta con menos espacios en uno de los países que vio nacer este milenario arte y acaba de desaparecer del único refugio televisivo con el que contaba en Egipto, que las autoridades del país han cerrado por emitir “anuncios provocativos” que dañan la “moral pública”.
Un tribunal egipcio ha ordenado el cierre del canal “Al Tet”, que retransmitía hasta ahora vídeos de bailarinas de danza del vientre las 24 horas del día. Según la corte, el canal emitía sin licencia, y además mostraba anuncios de productos sexuales y de contactos. El director de “Al Tet”, Baligh Hamdi, niega que la emisora, que muestra mensajes de los televidentes en la pantalla, promocione la prostitución o productos que no tengan licencia, ha relatado en una entrevista con el canal “Al Arabiya”. “Hay más de 150 canales que anuncian los mismos productos en Egipto, ¿por qué acosan a Al Tet?”, se pregunta Hamdi.

País de contrastes

El director de la cadena, que piensa abrir un nuevo canal dedicado a la danza tras el cierre de “Al Tet”, recuerda que en su cadena sólo se emitían distintos vídeos de espectáculos de baile, mientras que en Egipto se pueden ver por satélite cientos de canales con un contenido sexual muy explícito que no han sido intervenidos. Egipto es un país de contrastes, y si en los últimos años han proliferado los canales de predicación ultraconservadora salafista, Egipto también se encuentra entre las cuatro naciones del mundo donde más se busca la palabra “sexo” en Internet.
En un país donde el largo de las faldas y la extensión de los velos crece en las calles proporcionalmente al paso de los años -una realidad que no surge con el ascenso del Islam político al poder, sino que se ha ido imponiendo en las últimas décadas-, los espectáculos llenos de sensualidad de la danza del vientre han quedado relegados a números en salones de hoteles de lujo o a su extremo opuesto, los cabarets de baja estofa, además de las funciones privadas en bodas u otras celebraciones. Muy pocas logran triunfar en este arte en decadencia en Egipto, como la bella y expresiva Dina, la mayor estrella de la danza del vientre en El Cairo, que contonea sus caderas en los salones más exquisitos de la capital egipcia.

           Popularidad en el extranjero

Esta danza tiene, sin embargo, cada vez más popularidad entre muchas extranjeras, que buscan aprender las claves de su ritmo en alguna de las muchas academias de la capital, un ritmo que las egipcias parecen llevar grabado en los genes, y que despliegan en celebraciones familiares, eso sí, casi siempre en la intimidad. Otras, como la cubano-estadounidense Luna, llegaron a Egipto con la intención de convertirse en profesionales, explica a ABC en un barco en el Nilo, donde a bailarina ha sido contratada para amenizar la celebración de una boda. Luna llega escoltada por su mánager y otro ayudante, que también están allí para protegerla en caso de que algún invitado intente sobrepasarse. “Cuando he visto que había alcohol en la boda me he preocupado, pero por suerte todo ha ido muy bien y nos hemos divertido”, señala la bailarina. En un arte donde la sensualidad y la ligereza de ropa tienen un papel protagonista, y que muchas veces ha estado ligado a la prostitución a lo largo de la historia, las precauciones son pocas para estas chicas, que tienen que defender su trabajo de los malentendidos, las manos largas y ahora, más que nunca, de la moral estrecha de los nuevos gobernantes.
Los Hermanos Musulmanes, de los que el presidente egipcio Mohamed Mursi llegó a ser un dirigente de primera fila y que hoy en día controlan el poder político en Egipto, han negado tener implicación alguna en el cierre del canal “Al Tet” y se remiten a la independencia de los tribunales para “proteger los valores de la comunidad”.