El Gobierno de Mariano Rajoy ha arrancado a sindicatos y patronal el primer gran pacto de la legislatura, y casi del ciclo de la crisis, para buscar una salida, un alivio al menos, a las altas tasas de desempleo juvenil. Entre todos han diseñado una Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven, cofinanciada por la Unión Europea, que movilizará casi 3.500 millones de euros entre este y los tres años siguientes, y que pretende poner en marcha la gerenación de nueva contratación para que la tasa de paro juvenil, que en España alcanza valores que superan el 50%, deje de ser sonrojante.
Hay que valorar la sorprendente aportación constructiva de unos sindicatos que, por mantener una bandera crítica con las políticas de ajuste de este y del anterior Gobierno, han dado la espalda durante toda la crisis al compromiso obligado de buscar soluciones de consenso. Durante los cinco años largos de crisis, en los que se han destruido más de tres millones de empleos, no han encontrado argumentos para encajar la obligada austeridad del gasto público, la imprescindible flexibilidad normativa para facilitar el ajuste de plantillas hoy y la regeneración mañana, o la reforma de los sistemas de protección, y han limitado sus aportaciones a un pacto salarial que la propia realidad ha ogligado a corregir.