Los visitantes a este museo no solo dejaron sus abrigos en la entrada. También se despojaron de sus camisas, sus pantalones y su ropa interior. Se lo quitaron todo, excepto por medias y zapatos.
Es lo que más de 60 amantes del arte hicieron en una exhibición especial en el prestigioso Museo Leopoldo en Viena.
Para muchos, el tour de "Hombres desnudos desde 1800 hasta hoy" — una muestra de 300 pinturas, fotografías, dibujos y esculturas enfocadas en el desnudo masculino —fue un ejemplo de vida imitando el arte que le puso a muchos la piel de gallina.
"No puedo decir que estoy sudando", dijo Herbert Korvas mientras esperaba junto a otros hombres jóvenes en el atrio, luciendo sólo medias, tenis y una amplia sonrisa. Pese al frío, dijo que le atrajo la idea de visitar el museo desnudo "porque era algo diferente".Pero después de un rato en realidad ya no lo era. Sin ningún visitante vestido alrededor, la desnudez se volvió normal rápidamente cuando los visitantes se congregaron alrededor de un guía, quien sí estaba vestido, y se tomaron su tiempo para ir de una obra a la otra, escuchando atentamente sus historias.
Tampoco eran los primeros visitantes en desnudarse, pese al bombo y platillo en torno al evento que atrajo a decenas de reporteros y camarógrafos de Austria y otros lugares.
Un visitante se desnudó en noviembre en el museo, caminando tranquilamente por la exhibición, y se vistió de nuevo sólo cuando un guardia de seguridad le pidió que lo hiciera. Dicho acto fue noticia y provocó una ola de pedidos para la muestra especial del lunes, dijo el vocero del museo Klaus Pokorny.
"Recibimos solicitudes de todas partes del mundo de gente que estaba inspirada por la exposición... Nos preguntaban, '¿Podemos ir desnudos?''', relató.
El lunes, quedó claro en qué género despertó más interés la iniciativa. Irina Wolf sonrió al verse entre una multitud mayormente masculina al hacer la fila para adquirir boletos.
"Qué fortuna la mía", dijo la mujer. "Solo hay hombres alrededor".
Mientras Wolf dijo que no es una persona que se desviste en sitios público con regularidad, la ingeniera de computación y ocasional crítica de teatro de poco más de 40 años, dijo quería ver "cómo me relaciono en un grupo como éste".
Para otros, el evento del lunes fue la realización de un deseo que tenían desde hace mucho, aunque no supieron explicar claramente por qué.
El visitante Florian Kahlenberg, de Munich, dijo que le pareció "interesante pasear por un museo desnudo".
"Siempre quise hacerlo", agregó.