Tres semanas después de la masacre de Connecticut, cuando un pistolero asesinó a 20 niños y seis adultos, un empresario colombiano enviará a Estados Unidos una singular mercancía: prendas antibalas para menores de edad.
"Tomamos la decisión de fabricar prendas blindadas para niños porque varios clientes, especialmente de Estados Unidos, nos lo pidieron... Fue más un requerimiento del mercado porque yo estoy seguro de que los niños no deben ser parte de los problemas de los adultos", explicó en entrevista con The Associated Press Miguel Caballero, el dueño de la empresa que lleva su mismo nombre.
En un país como Colombia, que ha soportado un conflicto de más de 50 años con miles de muertos, el administrador de empresas Caballero tiene en Bogotá su fábrica con 250 trabajadores.
La idea de fabricar y vender chalecos antibalas para niños nunca le sonó ni pasó por su cabeza "porque los niños nunca deben estar en los conflictos". Por eso insistió en que "esto se hizo para ayudar a los padres de familia de los Estados Unidos que tienen miedo de mandar a sus hijos al colegio".
"Después del ataque en Connecticut, muchos padres de familia (de Estados Unidos)... han pedido soluciones para proteger a sus hijos", agregó Giovanni Cordero, director de mercadeo y del área de desarrollo de la empresa que desde hace más de 20 años se especializa en fabricar elementos para proteger a personajes con alto riesgo de seguridad.
"Nos han llegado mensajes de todas partes de los Estados Unidos", comentó Cordero, quien además precisó que "nos han pedido cualquier solución, o sea, prendas blindadas; y nosotros diseñamos esas prendas, especialmente chalecos y camisetas".
Agregó que las prendas hacen parte de un primer pedido para un distribuidor de Estados Unidos cuyo nombre se abstuvo de revelar por razones de seguridad.
"Les hemos diseñado soluciones balísticas como chalecos blindados, prendas de uso interior como camisetas; hay también unos maletines con protección balística en la espalda que también se pueden usar como escudo", añadió Cordero.
Las prendas pesan entre dos y cuatro libras, advirtió Caballero. Es más, dijo, se hicieron estudios en las últimas tres semanas sobre el peso de las prendas y se llegó a la conclusión de que los morrales en los que los niños cargan sus útiles escolares terminan pesando no menos de seis libras.
Las prendas, en principio, tienen valores que oscilan entre los 150 y 600 dólares dependiendo de la complejidad de su fabricación. Están diseñadas para niños de ocho a 16 años.
Caballero hizo una demostración a la AP: con una pistola 9 milímetros y una mini uzi disparó en un par de ocasiones contra una de las prendas recién fabricadas para niños. Al final, éstas quedaron con algunos quemones lo que, según dijo, demuestra que están en capacidad de soportar un eventual ataque.
Dijo que actualmente distribuye prendas de seguridad para unos 20 países como Ecuador, Costa Rica, México y también para clientes de Europa, Asia y Medio Oriente. Señaló que los presidentes de países para los que fabrica sus prendas blindadas le han pedido no revelar sus nombres.