El político búlgaro-turco Ahmet Dogan escapó hoy sábado indemne de un espectacular atentado delante de las cámaras de televisión, durante un congreso de su partido celebrado en Sofía. Tal y como puede verse en las imágenes, un hombre vestido con chaqueta de cuero y un pase de seguridad al cuello saltó al escenario y trató de disparar en la cabeza a Dogan con un arma de pequeño calibre.
Dos cosas le salvaron la vida: sus reflejos al apartar el cañón del arma de su cabeza y el que la pistola se encasquillase y no llegara a disparar. Dogan forcejeó con el agresor, que le tiró al suelo, hasta que los guardaespaldas pudieron reducir al atacante. Inmovilizado en el suelo, este fue repetidamente pateado y golpeado por los asistentes al congreso, sin que el personal de seguridad pudiese hacer mucho por evitarlo.
El asaltante ha sido identificado como Oktay Hasanov Yenimehmedov, un joven de 25 años originario de la ciudad búlgara de Burgas, en el Mar Negro, con repetidos antecedentes penales por posesión de drogas, robos y vandalismo. Además de la pistola, llevaba encima dos cuchillos.
Dogan es el líder del Movimiento por los Derechos y las Libertades (DPS), un partido de centro cuya base electoral está en la minoría turca de Bulgaria, que supone aproximadamente el 12 por ciento de la población del país.
«No importa quién preparó este atentado, el motivo que está detrás son los comentarios odiosos contra nuestro partido. Gracias a Dios este intento fracasó, pero nos gustaría señalar una vez más que la democracia está amenazada en Turquía. Algunos círculos están intentando demonizar a Dogan y a nuestro partido», declaró inmediatamente Lüfti Mestan, vicepresidente de esta formación política.
Blanco de la ultraderecha
El DPS es objeto frecuente de insultos y amenazas por gran parte del espectro político búlgaro, especialmente del partido Ataka (Ataque), de ideología ultraderechista. La minoría turca asegura ser objeto de la discriminación y el racismo por parte de sus compatriotas.
En la sociedad búlgara está muy extendido el odio a los turcos, incluidos los nacidos en la propia Bulgaria, a los que muchos consideran «extranjeros», según ha podido comprobar repetidamente ABC. En 1989, el régimen comunista de Todor Yivkov expulsó a 330.000 miembros de esta etnia a la vecina Turquía, un suceso por el que posteriores gobiernos búlgaros han pedido perdón.