"Cuando yo empecé, la novia no era lo que es hoy y pensé que al segundo traje no sabría qué hacer”. Pero Manuel Mota (Tarragona, 1966) sí que supo qué hacer: trabajar durante la mitad de su vida para una sola compañía, Pronovias, líder mundial del sector nupcial, y con una sola idea: vestir a la novia. Del lápiz de este diseñador han salido centenares de modelos, con nombres y apellidos, para algunas de las mujeres más famosas del globo, otros cientos de miles anónimas. La vida de Mota se acabó el martes, envuelta en la polémica y con Pronovias en el punto de mira.
Los trabajadores de un ambulatorio de Sitges (Barcelona), donde vivía, encontraron a Mota encerrado en un lavabo con heridas de arma blanca. Llevaba una mochila con tres cartas: una dirigida a su novio; otra, a su familia, y la tercera, para los Mossos d’Esquadra. En presencia judicial abrieron esta última, en la que el modista explicaba que últimamente estaba atravesando una depresión, causada en parte por un problema laboral.
En una de las misivas pedía además que nadie de Pronovias asistiese a su funeral, que se celebró ayer en Reus (Tarragona), su ciudad natal. A excepción de Paquita, su mano derecha y encargada del taller de costura; Martina, la diseñadora de su equipo, y Montse, de recursos humanos, según Efe. Durante la mañana de ayer, la compañía negó a través de un comunicado cualquier conflicto laboral por parte de Pronovias con su diseñador estrella.
Pese a ello, la empresa fue objeto de críticas de algunos asistentes a las exequias. “Le pedían cada vez más diseños, más colecciones, más creatividad”, explicó tras el funeral una allegada de la familia.
Los trabajadores de un ambulatorio de Sitges (Barcelona), donde vivía, encontraron a Mota encerrado en un lavabo con heridas de arma blanca. Llevaba una mochila con tres cartas: una dirigida a su novio; otra, a su familia, y la tercera, para los Mossos d’Esquadra. En presencia judicial abrieron esta última, en la que el modista explicaba que últimamente estaba atravesando una depresión, causada en parte por un problema laboral.
En una de las misivas pedía además que nadie de Pronovias asistiese a su funeral, que se celebró ayer en Reus (Tarragona), su ciudad natal. A excepción de Paquita, su mano derecha y encargada del taller de costura; Martina, la diseñadora de su equipo, y Montse, de recursos humanos, según Efe. Durante la mañana de ayer, la compañía negó a través de un comunicado cualquier conflicto laboral por parte de Pronovias con su diseñador estrella.
Pese a ello, la empresa fue objeto de críticas de algunos asistentes a las exequias. “Le pedían cada vez más diseños, más colecciones, más creatividad”, explicó tras el funeral una allegada de la familia.