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miércoles, 12 de diciembre de 2012

La ablación genital se resiste a desaparecer de Egipto


Prohibida desde hace más de cuatro años en Egipto, la ablación genital femenina se resiste a desaparecer del mapa gracias al apoyo de parte de la población y de políticos islamistas, lo que ha despertado la inquietud de asociaciones y organismos internacionales.
No hace falta irse muy lejos de El Cairo para toparse con esa realidad.
En el barrio de Jairala, en el sur de la capital, un grupo de mujeres comparte experiencias sobre situaciones que deben enfrentar a diario, desde los matrimonios y embarazos a una edad temprana hasta la falta de educación y seguridad en general. La mutilación genital también forma parte de sus vidas.
La pequeña Ahlem, de trece años, toma la palabra y recuerda que tenía nueve años cuando su familia la llevó a su pueblo y la dejó en manos de una comadrona, quien le extirpó el clítoris con una navaja.
Ni siquiera el spray utilizado le alivió lo más mínimo el dolor y, según cuenta, durante dos semanas estuvo sufriendo una fuerte hemorragia, a pesar de que le colocaron las cenizas de un horno a modo de remedio.
"Mi madre me explicó que me iban a quitar una parte de mi cuerpo que no era necesaria y mi padre me dijo que no quería que yo destruyera la familia", asegura a Efe Ahlem con timidez.
Mientras las participantes en la charla abordan los problemas físicos y psicológicos que ocasiona la ablación para la salud, algunas admiten que su desconocimiento previo les llevó a mantener esa tradición en sus propios hogares.
Es el caso de Latifa Abdalá, dueña de una pequeña tienda de ultramarinos, que vio cómo a sus cuatro hijas le practicaban la ablación por "insistencia" de la abuela y ahora lucha por erradicar la mutilación concienciando a sus vecinas, reunidas en una habitación de su humilde vivienda.
Se trata de superar, sobre todo, numerosos prejuicios que llevan a pensar que la ablación reduce el apetito sexual y la infidelidad entre las mujeres, e incluso hace sus cuerpos más femeninos, dice a Efe la trabajadora de la ONG Plan Internacional Mona Hasin.
Hasin confía, no obstante, en que los imanes musulmanes y los curas cristianos pueden ayudar a cambiar esas ideas, así como los médicos, si bien algunos de ellos siguen recomendando "sin razones científicas" la extirpación de los labios que bordean la vulva de las niñas cuando son gruesos.
En Egipto, se calcula que más del 90 % de las egipcias se han sometido a la ablación genital, muy arraigada en las zonas rurales y el sur del país, aunque esa tasa ha ido descendiendo poco a poco en los últimos años entre las jóvenes.
Desde 2008, a raíz de la muerte de una menor que sufrió complicaciones tras someterse a la mutilación genital, esa práctica se castiga con penas de hasta dos años de cárcel y algo más de 600 euros en el país.
La Sociedad egipcia de Ginecología ya ha dado la voz de alarma ante la posibilidad de que se levante la prohibición de la ablación.
Entre sus motivos de preocupación están los últimos debates parlamentarios en los que algunos diputados ultraconservadores defendían la ablación.
Uno de ellos, Ahmed Ramadan, llegó a equiparar la circuncisión de los hombres y la mutilación genital de las mujeres por una cuestión de "igualdad".
Mientras, en una aldea de la provincia de Minya, al sur de El Cairo, el Partido Libertad y Justicia (brazo político de los Hermanos Musulmanes) fue denunciado por haber organizado una campaña de servicios médicos en los que se incluía la ablación genital por menos de cinco euros.
Estos hechos fueron negados por la formación islamista, que ha descartado por el momento modificar la legislación en la materia y prefiere centrarse en los acuciantes problemas que enfrenta el país en el actual periodo convulso de transición democrática.
"Puede que no progresemos o vayamos tan rápido como esperamos para reducir la ablación, pero tampoco creo que volvamos al pasado", sostiene el representante adjunto del Fondo de Población de las Naciones Unidas en Egipto, Magdy Jaled.
"Este es un momento de desafíos, pero necesitamos prestar atención (a este problema), trabajar mano a mano con el Gobierno, la sociedad civil y otras agencias de la ONU", expresa a Efe Jaled. EFE