El tamaño medio de los ciudadanos de la República Democrática del Congo se sitúa casi en los 18 centímetros, justo por delante de la de Ecuador, donde tienen marcadas raíces africanas y donde la cifra media ronda los 17.5.
España no pasa la media mundial, con 13.8 centímetros, al igual que Estados Unidos, con un resultado de poco más de 12, aunque ahí resida el hombre con el mayor pene de mundo, con una medida de más de 34 centímetros.
Por continente, los africanos no tienen competidores si de dimensiones se trata, aunque lo cierto es que mientras sólo cinco países superan los 16 centímetros de media –Sudán, Líbano, Haití, Ghana, Benín–, los resultados en los países latinoamericanos les pisan los talones, y muchos superan esa media, entre ellos Perú, Puerto Rico, Panamá, Jamaica, República Dominicana, Colombia, Brasil y Bolivia.
En Europa, sólo Francia llega a esta medida, aunque la República Checa e Italia tienen algunas de las cifras más altas.
Los resultados de los estudios hubieran podido dejar datos muy diferentes si no se hubieran hecho las mediciones con órganos erectos. Según los expertos, un 79% de los penes de todo el mundo se consideran crecientes, lo que quiere decir que se expanden cuando llegan a la erección, mientras que el 21% restante son los exhibicionistas, aquellos cuyas dimensiones parecen siempre mayores, pero en cambio crecen muy poco al llegar a la erección.
La importancia de tamaño es algo relativo, aunque sigue siendo un tema de debate bastante habitual. Por ello, hay todo tipo de teorías sobre si puede determinarse por la medida del pie, la estatura, la proporción de los dedos o incluso la dimensión de la nariz.
Sin embargo, ninguna de estas creencias está probada científicamente. Lo que sí está demostrado es que fumar acorta el pene hasta casi en un centímetro, puesto que el tabaco calcifica los vasos sanguíneos, de los que dependen las erecciones.
Aunque las opiniones sobre la importancia del tamaño del pene sean muy variadas, esto no ha sido siempre así, y en determinadas épocas se ha creído que unas grandes dimensiones son sinónimo de placer.
Por ejemplo, durante la alta Edad Media existían las Partidas, un código en el que, entre otros asuntos, las mujeres tenían derecho a solicitar el divorcio de sus maridos si el tamaño de sus miembros dificultaba el matrimonio.
Afortunadamente, con la ruptura de tabús a la hora de hablar de sexo, se sabe que el tamaño no se relaciona de ningún modo con el placer sexual, salvo en casos individuales, de manera que simplemente constituye un factor más en los gustos de cada persona.