El 69 por ciento de los portadores del VIH (virus de inmunodeficiencia humana) -23,5 millones- vive en África subsahariana, donde 3,1 millones de niños (el 94 por ciento del total mundial) están infectados.
Pese a lo dramático de estas cifras, esta región también ha visto una importante disminución de los fallecimientos relacionados con el sida, un 32 por ciento entre 2005 y 2011, año este último en el que la cifra de muertos fue de 1,2 millones.
Y es que gracias a las inversiones en terapias antirretrovirales el número de muertes anuales por esta enfermedad ha descendido y ha pasado de 2,2 millones en 2005 a 1,7 millones en 2011.
Solo en los dos últimos años el acceso a los tratamientos contra el virus VIH se ha incrementado en un 63 por ciento en todo el mundo.
En la actualidad, 8 millones de personas reciben tratamiento antirretroviral, lo que significa que hay más enfermos que nunca que reciben ayuda para vivir vidas más prolongadas, más saludables y más productivas, según ONUSIDA.
En América Latina, donde la epidemia del sida, que afecta a 1,4 millones de personas, se encuentra en una fase "estable", las investigaciones también revelan un leve descenso de casos de nuevos infectados.
Latinoamérica se mantiene como la región -entre las de ingresos medios y bajos- con la mayor cobertura de tratamiento para portadores del VIH, con una tasa del 68 por ciento frente a una media mundial del 54 por ciento, según ONUSIDA.
Además, las muertes relacionadas con el sida también cayeron en América Latina y el Caribe un 10 por ciento entre 2005 y el año pasado.
En el Caribe la prevalencia del VIH alcanza el 1 %, superior a cualquier otra región del mundo excepto África subsahariana, aunque la epidemia es relativamente pequeña y el número de personas con el virus se ha mantenido relativamente bajo (230.000) y apenas ha variado desde finales de la década de 1990.
Otros éxitos importantes son los de Perú y México, donde ha descendido el número de muertes por sida en un 55 y en un 27 por ciento, respectivamente.
Por el contrario, en Europa del este y Asia central (con 1,4 millones de portadores del VIH), y en Oriente Medio y el norte de África hubo "preocupantes incrementos en la mortalidad relacionada con el sida", con porcentajes de entre el 17 y el 21 por ciento.
Así, en China el sida causó 17.740 muertes de enero a octubre de este año, lo que supone un aumento del 8,6 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, según el Ministerio de Salud chino.
No obstante, Pekín ha cuadruplicado sus gastos contra el sida, de los 124 millones de dólares en 2007 hasta 530 millones en 2011, una inversión que fue alabada este año por la ONU al convertirse China en uno de los cinco países que más contribuyen con la campaña global para combatir el síndrome.
Al menos una persona cada hora contrae el VIH en Tailandia, donde la cifra de personas infectadas durante las últimas dos décadas supera el millón.
En Rusia, el número de portadores de ese virus se ha multiplicado por dos en los últimos cinco años. Y es que este país experimenta un continuo crecimiento de nuevos casos de infección: 60.000 en lo que va de 2012.
Por grupos, la infección por VIH es sistemáticamente superior entre quienes se dedican a la prostitución (en torno a un 23 por ciento de infectados) y entre quienes consumen droga (con una prevalencia 22 veces superior a la de la población general).
Pero la situación también es preocupante en los niños ya que menos de un tercio de los que conviven con el VIH reciben tratamiento antirretroviral lo que impide alcanzar el objetivo de lograr una generación sin sida, según denunció Unicef.
No obstante, Unicef destacó el "excepcional" logro conseguido en los últimos años, en los que se ha registrado un descenso del 24 por ciento de las nuevas infecciones en niños: de las 430.000 confirmadas en 2009 a las 330.000 en 2011.
Otro de los problemas es que de los 34 millones de portadores del VIH, solo un 50 por ciento es consciente de que está afectado por el virus.
Pese a todo, los responsables de ONUSIDA aseguraron que por primera vez, las inversiones nacionales han superado las donaciones globales para el sida, pasando de 3.900 millones de dólares anuales en 2005 a casi 8.600 millones en 2011.