¿Cumplirá su sueño de infancia? ¿Lo desestabilizará el viento o el vuelo inesperado de un pájaro? Miles de turistas emocionados y sin el aliento el pasado viernes cuando el equilibrista Nik Wallenda cruzo las cataratas del Niágara caminando sobre un cable de acero.
Wallenda, un estadounidense de 33 años, fue la primera persona en más de un siglo en tratar de cruzar la cascada más potente de América del Norte sobre una cuerda floja.
En el siglo XIX otros catorce temerarios ya lo intentaron, y algunos lo lograron, hasta que la hazaña fue prohibida. Pero todos lo hicieron en una parte mucho más calmada de las cataratas.
Wallenda, en cambio camino sobre un cable suspendido a 60 metros por encima del fragor del agua, que cae a razón de 2,800 m3/segundo. Nadie se aventuró nunca allí.
Miembro de una familia de siete generaciones de artistas de circo, algunos de los cuales murieron en ejercicio de su arte, Wallenda, un residente de Florida (sureste), estaba tranquilo pocas horas antes del evento.
“Vamos a pasar a la historia”, declara, con una cruz de plata colgada del cuello. “No hay vuelta atrás”.