Ocho años después del seísmo que se cobró 628 vidas y condenó a la indigencia a miles de familias en la región de Alhucemas, en el norte de Marruecos, ciudadanos como El Murabid aún malviven en tiendas de campaña. El Estado les prometió viviendas tras el terremoto, pero la ayuda sigue sin llegar. «Los mafiosos han robado la ayuda internacional que debió aparecer por aquí en el 2004»,
critica El Murabid desde su casucha de paja.
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