El FBI y la Policía del Capitolio arrestaron ayer viernes a un hombre de nacionalidad marroquí en las inmediaciones de la sede del Congreso federal norteamericano en Washington, y le acusaron de querer perpetrar allí un atentado suicida. El Departamento de Justicia anunció posteriormente que el detenido era objeto de una investigación antiterrorista y que planeaba emplear explosivos para perpetrar un atentado.
La sargento Kimberly Schneider, portavoz del cuerpo policial del Capitolio, dijo en un comunicado que “el público general y la comunidad del Congreso no corrieron peligro en ningún momento”. Añadió que el arresto suponía “la culminación de una larga e intensiva operación, durante la cual el individuo había sido controlado de forma cercana y pormenorizada”.
El sospechoso ronda la treintena y fue arrestado el viernes por la mañana en un aparcamiento del Departamento (ministerio) de Empleo, en las inmediaciones de la terminal de trenes de Union Station y a sólo dos manzanas del edificio del Capitolio. Según fuentes de la investigación citadas por el diario The Washington Post llevaba consigo un chaleco cargado con lo que él pensaba que eran explosivos.
“Los explosivos que había buscado emplear en conexión con la trama en realidad habían sido inutilizados por los agentes del orden y no suponían amenaza alguna para la ciudadanía”, dijo Peter Carr, portavoz del fiscal público Neil MacBride, de Virginia, que participará en la acusación del Gobierno. Se le había facilitado también una pistola, inutilizada previamente.
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