La Iglesia Católica pidió a las instituciones competentes del Estado garantizar la seguridad a los 400 mil dominicanos que se prevé regresarán de otras naciones a pasarse las fiestas de Navidad y Año Nuevo en el país.
Entiende que “es nuestro deber hacer sentir bien a los criollos que vienen de otras latitudes de la tierra, para compartir junto a los suyos gran parte de este período cristiano”.
En la petición, recomienda “a las autoridades vigilar las vías comprendidas entre los aeropuertos y los lugares de origen de estos hermanos que regresan para unas merecidas vacaciones”.
La Iglesia considera que las distintas oficinas de Aduanas deben brindarle un trato preferencial, sabiendo que éstos traen algunos presentes para los familiares que han dejado aquí.
Recuerda que estos dominicanos son “hermanos y hermanas que vuelven a su país, esta es su casa”.
Manifiesta en el editorial del semanario Camino, que en su formato de papel ya circula en parroquias y tiendas de ventas de impresos, en el que insiste que quiere que los dominicanos que regresan llenos de sueños, sean acogidos con el abrazo sincero y la cordialidad que forma parte de nuestro ser.
“En cuanto a las autoridades, su compromiso es garantizarles la seguridad ciudadana necesaria, para que ninguno de nuestros distinguidos visitantes sufra la amarga experiencia de años atrás, cuando han sido víctimas de atracadores que los despojan de todo”, advierte.
Destaca que “diciembre nos trae la Navidad, que es ternura, encuentro y alegría”, para resaltar, que en esta fecha florecen los valores del ser humano, florecen la solidaridad se incrementa y “nos hace más hermanos”.
Añade que “por eso dice el canto, “que la Navidad sea el pan nuestro de cada día”, donde la razón de estas actitudes bondadosas, es que “nos ha nacido un Salvador, Jesús, quien nos trajo la esperanza y marcó el camino para ser felices”.
Exhorta a que este ambiente festivo de convivencia sea aprovechado por miles de dominicanos que viven en diferentes naciones del mundo, para volver a su patria querida y pasar unos días con familiares y amigos, concluye el editorial.
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