Durante años, los inmigrantes con una orden de deportación pendiente podían quedarse temporalmente en Estados Unidos si se presentaban para controles regulares ante agentes federales y no se metían en problemas.
Ahora, en casos registrados desde Michigan a California, a muchos de ellos se les dice que su tiempo en el país terminó.
El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos dice que está siguiendo los casos de casi 970,000 inmigrantes con órdenes de deportación en contra. La mayoría no tienen antecedentes penales, agrega la agencia.
No estuvo claro a cuántos se les pide que se presenten ante agentes de inmigración ni cuántos están siendo arrestados.
Según abogados especializados en inmigración, la cifra de afectados es sin duda más alta que durante el gobierno de Barack Obama. El grupo es un objetivo fácil para los planes migratorios de Trump, ya que la existencia de órdenes de deportación agiliza su salida del país, agregó.
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