Barack Obama propuso a una novia seria antes de conocer a su eventual esposa Michelle, según una nueva biografía del ex presidente.El libro - "Estrella que se levanta: La fabricación de Barack Obama" por David J. Garrow - fue repasado este pasado miércoles en el Washington Post. La revisión detalla la evaluación del libro sobre la relación de Obama con Sheila Miyoshi Jager, quien ahora es profesora en el Oberlin College de Ohio.Jager le dijo a Garrow que Obama le pidió que se casara con ella en el invierno de 1986. Los padres de Jager se opusieron al sindicato, creyendo que era demasiado joven, ya que ella estaba en sus 20 años y dos años más joven que Obama.Bernie Sanders llama al discurso de Obama de $ 400.000 Wall Street "desafortunado"Su romance continuó, pero Jaeger dice que sus ambiciones políticas se interponían en el camino. Poseído por el sentimiento de que estaba destinado a una vida política, e incluso podría convertirse en el primer presidente afroamericano, dice que la raza pronto echó una sombra sobre su relación.
"Recuerdo muy claramente cuando ocurrió esta transformación, y recuerdo muy específicamente que para 1987, alrededor de un año en nuestra relación, él ya tenía sus miras en convertirse en presidente", dijo Jaeger a Garrow.Obama mantuvo sus ambiciones personales y su vida privada separadas por un tiempo, dice Jager. Pero eventualmente, ella dice, según Garrow, que Obama encontró su etnicidad una desventaja política seria. Jagar es de herencia holandesa y japonesa, mientras que Obama cada vez más parecía levantarse abrazando su fondo afroamericano.Garrow señala que, para un joven político negro en ascenso en Chicago, un matrimonio racial mixto podría ser un problema. Detalla los juicios de un senador estatal afroamericano con una esposa blanca que tuvo que rechazar las acusaciones de que "habla negro pero duerme de blanco". También cita a Carol Moseley Braun, quien se convirtió en la primera senadora afroamericana de Illinois y cuyo ex marido era blanco, diciendo que "el matrimonio interracial realmente restringe sus opciones políticas".Según Jager, tales consideraciones pesaron fuertemente en Obama y pusieron gran tensión en su relación. Un amigo común de la pareja le dijo a Garrow que recordaba a Obama diciendo: "Las líneas están muy claramente dibujadas ... Si estoy saliendo con una mujer blanca, no tengo pie aquí". Obama, conocido como Barry durante gran parte de su joven vida, comenzó a ir por Barack, y Jaeger lo cuenta como "irracionalmente furioso" cuando lo llamó por su viejo apodo durante un viaje a Hawai."Me dijo que bajo ninguna circunstancia jamás usaría ese nombre con él", dice Jaeger.Obama finalmente le pidió a Jaeger que se casara con él de nuevo antes de partir para la Escuela de Leyes de Harvard. Quería que viniera con él, dice ella, a pesar de su relación cada vez más pesada, "sobre todo, creo, por una sensación de desesperación por nuestra separación final y no por una fe real en nuestro futuro".En la Ley de Harvard, Garrow escribe, Obama irritó a sus compañeros con su inclinación por la oratoria en el aula, incluso cuando fue ampliamente admirado en el campus. A continuación, se convirtió en el primer redactor jefe afroamericano de la Harvard Law Review, un momento emocionante para los otros editores negros en el personal que le dio al joven Obama su primer gusto de atención nacional.Después de su primer año en Harvard, Obama volvió a Chicago como un asociado de verano en un prestigioso bufete de abogados local. Allí conoció a Michelle Robinson, la futura primera dama y un empleado de la firma. Su relación rápidamente se hizo seria, aunque todavía veía a Jaeger cuando llegó a Harvard en una beca de enseñanza."Siempre me sentí mal por eso", le dice Yaeger a Garrow.Eventualmente, sin embargo, Obama y Robinson se comprometieron. Sus comunicaciones con Jaeger se hicieron cada vez más esporádicas. Y el resto, como dicen, es historia.
"Recuerdo muy claramente cuando ocurrió esta transformación, y recuerdo muy específicamente que para 1987, alrededor de un año en nuestra relación, él ya tenía sus miras en convertirse en presidente", dijo Jaeger a Garrow.Obama mantuvo sus ambiciones personales y su vida privada separadas por un tiempo, dice Jager. Pero eventualmente, ella dice, según Garrow, que Obama encontró su etnicidad una desventaja política seria. Jagar es de herencia holandesa y japonesa, mientras que Obama cada vez más parecía levantarse abrazando su fondo afroamericano.Garrow señala que, para un joven político negro en ascenso en Chicago, un matrimonio racial mixto podría ser un problema. Detalla los juicios de un senador estatal afroamericano con una esposa blanca que tuvo que rechazar las acusaciones de que "habla negro pero duerme de blanco". También cita a Carol Moseley Braun, quien se convirtió en la primera senadora afroamericana de Illinois y cuyo ex marido era blanco, diciendo que "el matrimonio interracial realmente restringe sus opciones políticas".Según Jager, tales consideraciones pesaron fuertemente en Obama y pusieron gran tensión en su relación. Un amigo común de la pareja le dijo a Garrow que recordaba a Obama diciendo: "Las líneas están muy claramente dibujadas ... Si estoy saliendo con una mujer blanca, no tengo pie aquí". Obama, conocido como Barry durante gran parte de su joven vida, comenzó a ir por Barack, y Jaeger lo cuenta como "irracionalmente furioso" cuando lo llamó por su viejo apodo durante un viaje a Hawai."Me dijo que bajo ninguna circunstancia jamás usaría ese nombre con él", dice Jaeger.Obama finalmente le pidió a Jaeger que se casara con él de nuevo antes de partir para la Escuela de Leyes de Harvard. Quería que viniera con él, dice ella, a pesar de su relación cada vez más pesada, "sobre todo, creo, por una sensación de desesperación por nuestra separación final y no por una fe real en nuestro futuro".En la Ley de Harvard, Garrow escribe, Obama irritó a sus compañeros con su inclinación por la oratoria en el aula, incluso cuando fue ampliamente admirado en el campus. A continuación, se convirtió en el primer redactor jefe afroamericano de la Harvard Law Review, un momento emocionante para los otros editores negros en el personal que le dio al joven Obama su primer gusto de atención nacional.Después de su primer año en Harvard, Obama volvió a Chicago como un asociado de verano en un prestigioso bufete de abogados local. Allí conoció a Michelle Robinson, la futura primera dama y un empleado de la firma. Su relación rápidamente se hizo seria, aunque todavía veía a Jaeger cuando llegó a Harvard en una beca de enseñanza."Siempre me sentí mal por eso", le dice Yaeger a Garrow.Eventualmente, sin embargo, Obama y Robinson se comprometieron. Sus comunicaciones con Jaeger se hicieron cada vez más esporádicas. Y el resto, como dicen, es historia.
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